Por qué los bosques protegidos son fundamentales para alcanzar los objetivos climáticos
Los bosques protegidos absorben y capturan más carbono que las nuevas tecnologías que atraen miles de millones para su financiamiento. Además, los datos muestran que los bosques protegidos almacenan un 28% más de carbono que los bosques ecológicamente similares pero no protegidos.
En la carrera hacia el net zero, los financiadores públicos y privados están acudiendo en masa a las tecnologías experimentales, como la captura directa del aire para eliminar el carbono de la atmósfera, invirtiendo decenas de miles de millones en mecanismos que podrían evitar los peores resultados climáticos. El entusiasmo es comprensible: si existe la posibilidad de encontrar una solución, la perseguiremos sin descanso.
Pero la realidad es la siguiente: ahora mismo, estas tecnologías capturan cantidades insignificantes de carbono. Las 30 instalaciones de captura y secuestro de carbono (CAC) actualmente en funcionamiento capturan sólo 42 megatoneladas al año, aproximadamente una décima parte del 1% de las emisiones humanas anuales. Casi todo el carbono que el ser humano es capaz de capturar en un año procede de la gestión del suelo, principalmente de la protección de los bosques.
Las zonas protegidas aportan beneficios bien documentados a la vida salvaje y la biodiversidad. Pero un nuevo estudio de Conservation International y tres universidades de investigación pone de relieve la importancia de los bosques protegidos para el clima también. Utilizando datos espaciales de una misión de la NASA para elaborar un mapa mundial de los bosques en 3D, el primero de su clase, la Global Ecosystem Dynamics Investigation (GEDI) descubrió que los bosques protegidos sobre el suelo almacenan actualmente más de 61 gigatoneladas de carbono, lo que equivale a las emisiones anuales de 13.000 millones de automóviles.
Aunque las zonas protegidas representan aproximadamente el 11% de la superficie forestal medida, almacenan el 26% del total estimado de carbono sobre el suelo. La Amazonia brasileña tiene la mayor reserva total de carbono en zonas protegidas, con hasta un 30% del total mundial encontrado en zonas protegidas.
Protección de los recursos
Los resultados no dejan lugar a dudas. Los bosques protegidos no sólo salvaguardan la biodiversidad, sino que son imprescindibles para alcanzar nuestros objetivos climáticos. Sin embargo, en comparación con otras soluciones climáticas, las zonas protegidas reciben financiamiento insuficiente: sólo 24.000 millones de dólares anuales, aproximadamente el 35% del financiamiento mínimo necesario para gestionar adecuadamente las zonas protegidas existentes.
Existe la idea errónea de que el trabajo está hecho una vez que una zona se designa como protegida. Pero el estatus de zona protegida no es más que una instantánea en el tiempo. La volatilidad económica, los cambios políticos, los fallos en la aplicación de la ley y el descubrimiento de nuevos recursos pueden provocar retrocesos en el estatus de protección. En ausencia de protección jurídica, o cuando ésta se debilita, los bosques tienen más probabilidades de degradarse y destruirse. Estas amenazas aumentan cuando se agota el financiamiento.
Afortunadamente, ya existe el mejor mecanismo para salvar el déficit de recursos. Los países del Sur Global reciben una financiación crucial a través del mercado voluntario de carbono (MVC) para proteger los bosques: un mercado descentralizado para comprar y vender créditos de carbono que representan eliminaciones o reducciones certificadas de gases de efecto invernadero.
Los créditos emitidos a través del MVC deben proporcionar una reducción empírica o evitar emisiones como resultado del proyecto, concepto conocido como "adicionalidad". Proteger los bosques en pie, dicen los críticos, no produce ningún resultado "adicional".
Invertir en el futuro
La nueva investigación desmiente de una vez por todas esa idea errónea. Los datos de GEDI muestran que los bosques protegidos almacenan un 28% más de carbono que los bosques ecológicamente similares pero no protegidos.
Y lo que es más importante, hemos ahorrado aproximadamente el equivalente a un año entero de emisiones mundiales de combustibles fósiles (unas 10 gigatoneladas de carbono adicional) gracias a la protección activa y a largo plazo de los bosques en comparación con zonas ecológicamente similares pero desprotegidas. Y la protección de estos bosques requiere trabajo, incluida la financiación de los guardas y las comunidades locales para realizar ese trabajo y necesitan dinero para desarrollar medios de vida sostenibles. Por lo tanto, financiar bosques protegidos que aún se enfrentan a presiones antropogénicas conduce a un secuestro de carbono claro y adicional.
Lo mejor que podemos hacer es seguir apoyando la inversión en MVC a través de mercados con normas de verificación sólidas. De este modo se reforzará la biodiversidad en un momento de extinción masiva, se anularán los desastrosos resultados climáticos y se financiará a las comunidades del Sur Global que hacen el trabajo pesado en la lucha contra el cambio climático.
Los financiadores deben considerar su enfoque como una cartera de inversiones. Imagine que le dan 100 dólares. Le dicen que invierta ese dinero para obtener 500. El tiempo corre y hay mucho en juego. ¿Se acercaría a la ruleta y se dejaría llevar? ¿O reservaría una parte de ese dinero para un fondo indexado, obtendría la rentabilidad anual estándar del 10% y seguiría adelante?
Esa es la elección a la que nos enfrentamos hoy. No tenemos que elegir entre financiar tecnologías experimentales que podrían ayudar mañana y proteger los bosques que sabemos que ayudan hoy; podemos y debemos hacer ambas cosas.
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Patrick Roehrdanz, Director de Cambio Climático y Biodiversidad en Conservation International.
Sébastien Costedoat, Gerente Senior de Ciencias Sociales y Evaluación de Impacto en Conservation International.
Fuente: weforum.org
